ECONOMIA Y SOCIOLOGIA

LA CRISIS DE LA RAZÓN Y EL AUGE DE LA ECONOMÍA EN CRISIS








Hoy más que nunca asistimos a la crisis de las ciencias y de lo social (la época de la posmodernidad) y el dominio del mundo de la economía en su aspecto financiero dominada por la razón instrumental (la colonización del mundo de vida), ¿a qué se debe esto? Algunos como Giddens, la situarán dentro de Un mundo desbocado (Giddens: 2000), otros la describirán como El nuevo capitalismo, otros verán el mundo dentro del Choque de civilizaciones, sin embargo, pocos autores han vislumbrado la actual situación desde el plano del capitalismo, ni Marx, Gortz, Marramao, Gray, Rifkin, etc. por eso este pequeño ensayo.



Más que vivir un mundo desbocado, vivimos un mundo del absurdo, según la definición del primero:



Un mundo desbocado, (esta) fuera de nuestro control, que induce nuevas formas de riesgo e incertidumbre pero que, al mismo tiempo, incorpora cambios muy positivos que están liberando a la mujer, extendiendo la democracia y creando nueva riqueza. (Giddens 2000: contraportada).



Lo absurdo radica, en que por vez primera cuenta con la forma en la que los problemas sociales sean mucho mejor resueltos de lo que son ahora, dado que a contrario de lo que afirma un mundo desbocado, nuestra vida no esta fuera de control.



Este breve ensayo reflexionará sobre algunos tópicos que pertenecen más al absurdo que a lo desbocado, comencemos por lo laboral.



Con la revolución industrial se origina el proceso de las economías a escala y con ello la sobre producción de mercancías a bajo costo, hay una saturación de satisfactores que dominan el mercado, pero estos no se encuentran a disposición de todos.



Durante el siglo XVII, XVIII, XIX la situación de los trabajadores es denigrante e infrahumana en su inmensa mayoría como lo han señalado diversos autores, la emigración del campo a la ciudad, los cinturones de miseria se extienden, el ejército industrial de reserva se mantiene constante para cubrir a aquellas personas que ya no puedan trabajar. Los grandes autores como Marx critican esta situación buscando en sus entrañas la explotación humana y pensando la forma de rebelarse a esta situación. Hoy en cambio autores como Vivian Forester ponen de manifiesto situaciones en las cuales se pide la explotación para consumir. En lugar de pensar de cómo liberarnos de milenios ataduras de las necesidades básicas, pensamos como continuar en situación de explotación.



Con las economías a escala la mano de obra es desplazada, lo que provoca desempleo y desactivación económica. Esto se ve no sólo de manera local sino global, todas las economías del mundo padecen altos niveles desempleo. Lo absurdo proviene de lo siguiente:



Para poder consumir, se necesita trabajar, sino se consume no se crean fuentes de trabajo, de ahí que la producción mundial no se incremente. Esa dicotomía trabajo consumo provoca serías dificultades. Si consumo en exceso daño el sistema ambiental, no se da un desarrollo sustentable. Si no consumo, la producción se estanca y no hay crecimiento. Con ello esta lo absurdo sino no se rompe esa dicotomía económica acabaremos el mundo. Sí copiamos los estándares de vida de las grandes economías acabaremos con el mundo, no podemos seguir consumiendo a los niveles en lo que lo hacemos, se debe repartir más el consumo entre la población que incrementarlo. Bajar la jornada de trabajo en lugar de incrementarla.



A nivel general, las horas de trabajo se disminuyen, sin embargo en el absurdo, las personas que tiene un trabajo estable trabajan más horas extras para cuidar su trabajo o en su caso incrementar sus salarios para poder consumir, se pasa del homo faber al homo consumer.



Económicamente, el problema es como pasar de la demanda potencial a demanda efectiva creando estabilidad. Sí se incrementa conmensurablemente el consumo se incrementa la inflación, dado que la producción actual si bien es excedente, no basta para un consumo generalizado de estándares de vida de clase media alta. Que actual esta de manifiesto la vieja escuela de Frankfurt.



Pero que a diferencia de esta versión sociológica, la económica señala que el consumo es un modo de explotación al igual que la producción que sirve para equilibrar las economías. A través del consumo el capitalista consigue incrementar su acumulación de capital.



Pasemos ahora al capital financiero, como bien señalo Marx sobre la perecuación de la tasa de ganancia, este flujo y reflujo de la tasa de ganancia busca mercados donde obtener mayores tasas de ganancia. Donde haya mayor rentabilidad ahí habrá capitales. Dado que existe mayor inelasticidad en la producción, el capital recurre a mercados donde obtener ganancias a más corto plazo sin necesidad de costos, es decir, como había señalado, los mercados de bienes y servicios ya no crecen abruptamente, ya sea por la competencia o por la falta de consumo, el capitalista recurre a otros mercados donde invertir sin generarse problemas. Así Plihon nos dice:



Las transformaciones de los modos de producción y de consumo han tenido como consecuencia el estallido de las relaciones salariales y la puesta en entredicho de modelo de empleo estándar…la competencia se basa sobre todo en la calidad y la innovación, lo que implica una mayor diferenciación de los contratos de trabajo y de la individualización de los salarios. (Plihon 2003: 96).



Pero de donde surgen estas ganancias, las ganancias surgen de la especulación y de la información, los pequeños ahorradores que invierten lo hacen con la expectativa de obtener mayores ganancias que si lo hicieran por si mismos invirtiendo. Los que controlan el dinero controlan la información y con ello el mercado. En este punto vamos a reflexionar sobre el mercado.



Con el ascenso, dominación y colonización del mundo de la vida por parte del mercado, este ejerce pleno control sobre los individuos. Si conceptualizamos al mercado como el lugar donde intercambian libremente sus productos oferentes y demandantes, esto no se da en realidad. Lo que fenomenológicamente conocemos como mercado es el imperfecto dominado por monopolios, duopolios, oligopolios u monopsonios que necesariamente rompen con la libertad y la igualdad de los contratantes. Así el “libre mercado” no es tan libre, sí un productor de pequeño trata de ingresar al mercado, la competencia no lo deja. Claro ejemplo empírico son las tiendas de autoservicio y los nuevos mini super mercados que diariamente desplazan los tendajones y mercados de barriada.



Al haber concentración de capital, las amplias mayorías dejan de tener participación económica y son condenadas a la marginación que los segrega económica y socialmente arrojándolos a la informalidad y buscar sustento en otras vías no legales.



El mercado y dominación de la tecnología provoca baja de costos de producción o en términos marxistas mayor transferencia de capital y menos trabajo:



Los bienes y servicios pueden reproducirse con un costo casi nulo; es el caso del “fotopillaje” de los libros o de la piratería de la música en Internet…el bienestar de la sociedad se maximiza cuando los usuarios tienen la posibilidad de pagar los bienes y servicios al costo marginal de estos, es decir, al costo de la unidad producida…los bienes y servicios deberían cederse casi gratuitamente debido a que su costo marginal es prácticamente nulo; en efecto…la mayoría de los costos es fija. (Plihon 2003: 24).



Así lo absurdo se manifiesta de la siguiente forma: para que una empresa sobreviva necesita bajar costos de producción a través de la innovación y dominio del mercado; tiene que pagar menos salarios, evadir impuestos, etc., para que las unidades de producción sean de costos bajos, la mayoría de los productores apuesta por bajar precios para ser competitivos. El trabajador recibe bajos salarios que no le alcanza para su subsistencia, lo que le impide consumir.



El empresario paga pocos impuestos, lo que provoca una menor recaudación y con ello menos obras sociales. Al no poder generar obra social, no paga salarios y con ello la economía no crece. A todo esto hay que agregarle el sector externo. Los países maquiladores como China producen a costos muy bajos, por las facilidades que otorga el gobierno chino, paga salarios de hambre. Con ello se convierte en un país maquilador que genera exceso de producción que va a acomodar en otros países, provocando el desmantelamiento de la industria nacional. Los capitales se mueven al exterior al no resultar rentable.



Los gobiernos buscando inversiones directas, otorgan demasiadas facilidades al capital, lo que provoca que su autonomía sea-mermada y con ello la desaparición del Estado-nación. Los rendimientos de las inversiones son mínimas dado que si invierten 1 deben sacar 10. Bajo esta lógica le venden a la población la idea de que los capitales benefician a la población. La inmensa mayoría de las empresas son micro, pequeñas y medianas empresas que nada tienen que ver con el gran capital. Sin embargo son ellas las que dotan a la población de bienes y servicios y toman las decisiones.



Lo absurdo esta en que realmente no generan trabajo, pero si se benefician socialmente de los recursos de la población. A medida que se pueden reproducir los bienes y servicios ilegalmente, el consumidor opta por estas mercancías, lo que a la larga daña las ganancias de las empresas que tienen el Copyright. A medida que la competencia genera innovación, la sociedad se vuelve caos, donde los únicos que sobreviven son los dueños del gran capital.



Por eso entre más se esfuercen en ser competitivos, el contrincante perecerá irremediablemente. Ocasionando un darwinismo económico. Pero cómo se da esto, la población con el crecimiento económico y con reminiscencias de lo rural, eran numerosas, ahora son pequeñas. Al capital le resulta oneroso tener tato desempleado, así que con el gobierno diseñan estrategias de planificación familiar para contener el crecimiento demográfico, ocasionando lo que ya se vive en Europa, población vieja sin jóvenes. El bienestar personal ronda la perspectiva normal.



Se objetará esta visión como extremista, sin embargo son generalidades empíricas demostrables. En el caso mexicano, no habrá crecimiento sostenido, habrá inflación controlada, no se generarán los empleos suficientes, el campo mexicano será improductivo y con ello la soberanía alimentaria. La migración a los Estados Unidos continuará sin que los gobiernos puedan impedirlo. Las grandes economías serán el receptáculo de estas situaciones.



Así para finalizar esta reflexión económica el gran capital absorbe las ganancias a través de la producción y el consumo además de las finanzas, gasto gubernamental y con ello le da peso en las decisiones de los gobiernos, lo cual no vale la tesis de Giddens de:



NO VALDRÁ, SIN EMBARGO, CULPAR A LOS RICOS (Giddens 2000: 24-27).



Y sin embargo establecer remedios como este no soluciona los problemas:



El “Pacto fiscal” debe contar con cinco elementos fundamentales: a. establecer reglas claras de disciplina fiscal, pero también una estructura tributaria adecuada para las funciones que la sociedad le asigna al Estado; b. transparencia del gasto público, lo cual implica, por una parte, la inclusión de todas las partidas de gasto dentro de los presupuestos públicos –incluidas, por lo tanto, aquellas de carácter contingente o las que resultan de los múltiples beneficios tributarios que contemplan típicamente nuestras legislaciones– y, por otra, el conocimiento público de tales presupuestos, de su cumplimiento y de su evaluación; c. introducir criterios de eficiencia en la gestión del Estado; d. reconocer el papel central que desempeña el presupuesto público en la provisión de bienes de valor social y, más en general, en la distribución del ingreso; e. finalmente, fomentar instituciones fiscales equilibradas y democráticas, y abrir nuevos espacios para la participación ciudadana. Las reglas de disciplina deben materializarse en metas de equilibrio presupuestal o límites al endeudamiento público, dentro de una presupuestación de carácter plurianual que sirva como elemento ordenador de los planes de acción del Estado. PNUD (2004:392).





Ahora pasemos al sistema democrático liberal señalado la instrumentalidad que domina el discurso político actual, Francis Fukuyama escribía después de la caída del muro de Berlín y del Régimen Soviético;



Un notable consenso respecto a la legitimidad de la democracia liberal como sistema de gobierno había surgido en el mundo, durante los años anteriores (a 1989), al ir venciendo a ideologías rivales, tales como la monarquía hereditaria, el fascismo y, más recientemente, el comunismo. Más argüía que la democracia liberal podía constituir “el punto final de la evolución de la ideología de la humanidad”, “la forma final de gobierno” y que como tal marcaría “el final de la historia”. Es decir, que mientras las anteriores formas de gobierno se caracterizaron por graves defectos e irracionalidades que condujeron a su posible colapso, la democracia liberal estaba libre de estas contradicciones internas fundamentales. Esto no quería decir que las democracias estables de hoy, como las de los Estados Unidos, Francia o Suiza, no contuvieran injusticias o serios problemas sociales. Pero esos problemas se debían a una aplicación incompleta de los principios gemelos de libertad e igualdad, en los que se funda la democracia moderna, más que una falla de los principios mismos. (Fukuyama: 1992: 11)



Fukuyama vaticinaba el final de la historia y con ello el reinado de la democracia liberal. Aquella que Schumpeter políticamente inauguraría de la siguiente manera:



El método democrático es aquel sistema institucional, para llegar a las decisiones políticas, en el que los individuos adquieren el poder de decidir por medio de una lucha de competencia por el voto. (Schumpeter: 1996:343)



La democracia formal a la cual se unen Dahl y Huntington:



Democrático siempre que la mayoría de los que toman decisiones colectivas del poder sean seleccionados a través de elecciones limpias, honestas y periódicas elecciones, en las que los candidatos compiten libremente por los votos y en las que virtualmente, toda la población adulta tiene derecho a votar. (Huntington: 1994: 20).



Como sabemos Dahl se ocupa fundamentalmente de la democracia del siglo XX. Dahl explica los componentes de la democracia real. Entre las instituciones que la hacen posible se encuentran los cargos públicos electos, las elecciones libres, imparciales y frecuentes, la libertad de expresión, acceso a diversas fuentes de información, autonomía de las asociaciones y una ciudadanía inclusiva. Todas integran lo que el autor llama poliarquía, que no es sino una democracia representativa moderna con sufragio universal, distinta de las formas democráticas anteriores al siglo XX. Es un gobierno a escala del Estado-nación o país.



Es evidente que un país debe tener un sistema representativo. Pero eso también tiene sus inconvenientes, ya que en los procesos políticos se da un regateo oscuro entre las élites políticas y burocráticas. Pero éstas deben tomar en cuenta la opinión popular, ya que ésta ejerce cierto control a través de las elecciones.



Hay varias condiciones que permiten que florezca la democracia. Dahl encuentra las siguientes: la inexistencia de un control exterior a la democracia; el control del poder militar y policial por parte de cargos electos; la interiorización de valores y cultura democrática; débiles conflictos culturales, y el crecimiento económico con economía de mercado. Esas características permiten preservar y desarrollar la democracia en un país. Pero no todas están exentas de problemas.



Para Dahl, el capitalismo de mercado provocó mayor crecimiento económico y bienestar general, lo que alteró la sociedad al crear una amplia clase media proclive a la democracia. Además, argumenta que la democracia no ha sobrevivido en un país que tuviera el predominio de una economía que no fuera de mercado. Pero también reconoce que la economía de mercado genera grandes desigualdades sociales, lo que limita el potencial democrático al crear desigualdades en la distribución de los recursos políticos.



El gran desafío de la poliarquía o democracia es el que plantea Dahl con toda claridad: la relación entre el sistema político democrático de un país y su sistema económico no democrático al cual realmente no se mete.



Así aquella que formalmente superaba a la democracia utilitarista:



La filosofía de la democracia del siglo XVIII puede ser comprendida en la siguiente definición: el método democrático es aquel sistema institucional de gestación de las decisiones políticas que realiza el bien común, dejando al pueblo decidir por sí mismo las cuestiones en litigio mediante la elección de los individuos que han de congregarse para llevar a cabo su voluntad. (Schumpeter: 1996:321)



Esa libertad que como Benjamín Constan definiría:



El objeto de los antiguos era dividir el poder social entre todos los ciudadanos de una misma patria: esto era lo que los modernos llamaban libertad. El objeto de los modernos es la seguridad de sus goces privados; y ellos llamaban libertad a las garantías concedidas por las instituciones de estos mismos goces. (Constant: 1988).



Pero como afirma Przeworski:



Poder comer y poder hablar, no sufrir hambre ni represión, estos son los valores elementales que animan un afán mundial de democracia política y racionalidad económica. (Przeworski: 1991: IX).



Lo absurdo en la parte política radica que, mientras que para que una democracia funcione debe tratar de ser igualitaria entre sus miembros, pero para los transitólogos esto no es algo relevante, a ello se debe a sus visiones instrumentalistas. Forjados en democracias consolidadas los problemas sociales son irrelevantes. Los estudios empíricos demuestran que aquellos Estados que son económicamente desarrollados tienen una tradición democrática consolidada.



Al enfocar los problemas a la O´Donell, como una



Necesidad de ampliar y homogeneizar la legalidad democrática del estado plantea una paradoja frente a la reciente emergencia y, en general, creciente reconocimiento de los derechos colectivos de diversas minorías, sobre todo de los pueblos indígenas. En todos los países, incluso los del Noroeste, el contacto entre la legalidad estatal y la cultura, identidad y legalidad de esos pueblos da lugar a severos problemas, que a veces no admiten soluciones realmente satisfactorias para nadie. Pero, y mostrando alentadoramente que el élan democrático de las últimas décadas de América Latina no ha sido puramente formal, recientemente varios países han hechos avances importantes (al menos en contraste con el desconocimiento y la brutalidad con que estos temas fueron tratados en el pasado) en el reconocimiento de la identidad y derechos de esos pueblos. Esto implica una complicada pero no imposible doble tarea: por un lado, extender la legalidad estatal hasta eliminar las a veces amplias regiones en las que prevalecen de hecho legalidades sultanísticas o mafiosas y, por otro, hacerlo de tal manera que establezca una respetuosa convivencia con la de los pueblos indígenas. PNUD (2004:184).



o

Una condición para avanzar en la dirección indicada consiste en ampliar la agenda pública –en especial de políticas públicas– de buena parte de los países de la región. Esta agenda ha estado casi monopolizada por cuestiones de naturaleza económica (casi siempre, además, definidas según intereses de clases y sectores dominantes), así como por preocupaciones de seguridad que esa misma agenda ha tendido a definir de maneras propicias a criminalizar la pobreza y, con ello, a acentuar el ya hondo hiato existente entre el sector popular y el resto de la sociedad.



El problema principal del estado latinoamericano no es el tamaño de sus burocracias sino la ineficacia de éstas, la inefectividad de su sistema legal y la escasa credibilidad de estado y gobierno. Este estado débil y “angosto” es un grave impedimento para avanzar en la democratización de los respectivos países



La vendetta de solucionar los problemas con políticas públicas, cero déficit presupuestal, combate a la corrupción, Estado de derecho, imperio de la ley, la ineficiencia de la burocracia, derechos colectivos, ciudadanía, etc., no solucionan los problemas. Los países desarrollados no pueden sostener sus economías aún cuando empíricamente apliquen las anteriores medidas. Es cierto, todos queremos acabar con la corrupción, la delincuencia organizada, pero esta sobrevive en la cotidianidad de los países avanzados. El combate de esto problemas sociales por parte de estos, no genera más bienestar. Un sistema recaudatorio eficaz como el norteamericano no genera más crecimiento económico. Suponer que el capitalismo genera igualdad es un absurdo, existe desbocamiento, porque sólo unos eligen, y esto lo hacen mal, porque en lugar de desbocamiento crean caos.



La razón instrumental de medios fines acaba con la democracia, la economía, la sociedad, el derecho, etc., por vez primera la humanidad ha generado las condiciones de mayor igualdad social, pero esto rompe con los valores de individualización, de idolatría, de competencia que son absurdos. El pseudo desbocamiento es una consecuencia de la competencia, de la falta de solidaridad, de humanidad.



Bibliografía



Giddens, Anthony (2000). Un mundo desbocado. Los efectos de la globalización en nuestras vidas, editorial Taurus, Madrid.

Plihon, Dominique (2003). El nuevo capitalismo, Siglo XXI, México.

Fukuyama, Francis (1992). El fin de la Historia y el último hombre, Planeta, México.

Schumpeter, J.A. (1996).Capitalismo, socialismo y Democracia, Tomo II, Folio, España.

Huntington, Samuel (1994). La tercera ola, Paidós, España.

Constant Benjamín (1988). De la libertad de los antiguos y de los modernos, PRI, México

Przeworski, Adam (1991). Democracia y mercado, Cambridge University Press, Londres.

PNUD (2004). La democracia en América Latina: Hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos, Programa de las Naciones Unidad para el Desarrollo, Buenos Aires.



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